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Tenía un tema interesante y curioso, positivo, para exponer este miércoles. Pero como suele pasarme una y otra vez, terribles circunstancias de último momento me obligaron un cambio pues, desde la noche del lunes y hasta bien entrada la madrugada de ayer martes, estuve recibiendo información que de tan terrible me resultaba imposible creer. Pero eran muchas y muy diversas las fuentes. Había pasado algo simplemente inaceptable, como para ponerle de punta los pelos a cualquiera porque… entrar a un departamento, matar a machetazos a no se cuántos perros, dejar escapar a otros, además de golpear y secuestrar con participación policíaca a quien creyeron el dueño, no tiene par. Se pasaron. Máxime, cuando el Estado de México, donde se dieron los hechos, cuenta con un muy exigente Código para la Biodiversidad que incluye un capítulo muy amplio que obliga a todo ciudadano a dar protección a los animales.
Resulta que Javier Cervantes Hernández (JCH), una de las tantas personas que estamos en esta interminable lucha por rescatar a los animales de la infamia y el abandono humanos, comenzó hace unos años a recoger perros y gatos en situación de calle. Como todos, levantó primero un perrito por aquí, otro por allá y luego amplió su conmiseración hacia los mininos. Cuando se dio cuenta ya había sobrepasado sus posibilidades. Aún así, como pudo acomodó a los animalitos rescatados en el pequeño departamento que renta desde hace 3 años, ello, mientras conseguía fondos que le permitieran construir la barda de un terreno que tiene ofrecido para llevar a cabo más adecuadamente su actividad de protección animal. Emocionadísimo por el monto reunido justo este pasado sábado, durante un concierto que se organizó para apoyarlo económicamente, el lunes acudió a recoger el dinero, pero…
Estando en eso y, atendiendo al tiempo a un perrito que durante su tránsito a tal menester encontró lastimado, JCH recibió una llamada informándole que unos encapuchados, sí, EN CA PU CHA DOS con palos y ¡armamento!, habían entrado a su departamento (ubicado en Jaltenco, Estado de México) para descuartizar a sus animales. Con los nervios de punta, más que nada por la distancia a la que se encontraba, el citado llamó a su amigo Héctor José Urdapilleta, más cercano al sitio, para que verificara si lo que le habían dicho era un hecho, situación que por otro lado de algún modo ya esperaba Javier, más no de forma tan violenta, por cuanto había tenido amenazas no sólo de los vecinos sino del mismo Presidente Municipal del lugar, un tal Germán Romero Lugo, perredista, que desde noviembre pasado lo había advertido de que le envenenaría a sus perros si no se marchaba en dos días de la Unidad, ofreciéndole inclusive 5 mil pesos para el propósito, como si fuera tan barato y sobre todo fácil moverse con tan numerosa familia compuesta hasta el lunes por 52 perros y 20 gatos, según el mismo afectado me platicó.
Se que lo anterior puede sonar tremendo y de hecho ser así, pero también es real que el señor Cervantes no cometió delito alguno con tener tantos animales en su casa porque no hay ordenamiento que regule al respecto y sí en contrario. Pese a ello y como defensa, ahora le quieren imputar situaciones diversas, entre ellas, que hacía “carnitas” a los animales, algo que tendrá que demostrar fehacientemente quien lo acuse de semejante cosa, así sea la ¿autoridad?, pues de lo contrario sería “falsedad en declaraciones” que tiene un castigo muy severo. Y es que…
De terror resulta leer el testimonio de quien a petición de su amigo se acercó al departamento (“Alcance a ver a Tomás, un perro que gritaba desgarradoramente por el dolor de sus heridas y a otro perrito que al huir, de un machetazo le cortaron una patita y a pesar de eso siguió corriendo...”) donde fue recibido a golpes de tubo y patadas por enardecidos encapuchados, con el también cobarde sigilo del vecindario que, eso sí, procedió de inmediato a limpiar el sangrerío resultado de la masacre de los animales, a efecto de nulificar cualquier prueba. Hay testigos, entre ellos Yolanda Mondragón, protectora de la zona que tan pronto se enteró acudió al lugar para terminar siendo también amenazada en su integridad física. Lo peor es que todo a vista de la policía municipal que “Junto con los animales destrozados -cita textualmente el señor Urdapilleta- me subieron a una camioneta y no me permitían subir la cabeza, con las botas me la bajaban, quedando totalmente empapado en sangre de los perros. Al ver llegar policía estatal sentí un gran alivio, pero no hicieron nada. Me amarraron con cinta canela pies y manos y me llevaron al MP quien no encontró ninguna razón para consignarme, por lo que me volvieron a subir a la camioneta y me fueron a tirar hasta una pequeña barranca, no muy lejos. Desde ahí me regresé caminando y aunque son las dos de la mañana, estoy vivo”
En este dramático asunto apenas sucedido hay mucho y a muchos qué investigar, ya que además de haberse cometido graves y numerosas faltas al Código de Biodiversidad del Estado de México, con la complicidad de al menos dos cuerpos policíacos, hay delitos penales a perseguir de oficio y por ello, los…
DADOS CARGADOS DE HOY SON PARA el gobernador Enrique Peña Nieto y para su Secretario de Medio Ambiente Guillermo Velasco Rodríguez, esperando que los dos manifiesten interés ordenando una meticulosa investigación con la aplicación de ejemplares sanciones en lo que les corresponda, canalizando asimismo y debidamente los delitos de allanamiento de morada, de portación de armas, de daño a patrimonio personal, de actuación en pandilla, o sea, delincuencia organizada, puesto que ésta, señores, es una denuncia pública y como tal debe ser atendida en tiempo y forma. Esperaré por ello.
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